lunes, 10 de marzo de 2014

El Jabalí

Como una auténtica fuerza de la naturaleza, el jabalí cruza senderos, atraviesa campos, badea ríos, recorre montes,... Podemos decir que se trata de uno de los mamíferos mejor adaptados del suelo ibérico y que mayor presencia en toda la geografía peninsular.

El jabalí no es tan fiero como lo pintan, son animales sociables que se reúnen en grupos matriarcales, dirigidos siempre por la hembra de mayor edad. Una vez cumplen el año, los machos suelen llevar una vida en solitario excepto en el periodo de celo, de noviembre a enero, en el que buscan hembras receptivas. Los cachorros nacen con unas características franjas longitudinales en el pelaje a lo largo de su cuerpo, por lo que se les llama listones o rayones, pasando a ser llamados bermejos cuando, tras unos meses, el color del pelo se torna de un rojo uniforme.


También varía el tamaño. Así, los ejemplares orientales de la especie pueden llegar a pesar hasta 350 kilos, mientras que los occidentales, menos voluminosos, no suelen sobrepasar los 200 kilos.
Gracias a su gran capacidad de adaptación al medio, podemos ver jabalíes en la mayoría de los territorios agrestes de la Península Ibérica, si bien aquellos se muestran escurridizos al ojo humano, como la mayoría de los mamíferos salvajes. Sin embargo, no son raros los encuentros fortuitos con jabalíes a lo largo y ancho de nuestra geografía.

Un jabalí con su gran empegadura y sus afilados colmillos, es un animal que puede ser peligroso si somos víctimas de un ataque. Además, las heridas producidas por sus colmillos fácilmente se nos complicará con alguna infección. Un jabalí, como todos los animales "silvestes" sólo ataca cuando se ve acorralado o para proteger a su prole. Lo mejor si te encuentras con alguno es quedarse quieto y si ves que no se va, retroceder despacio y dejarle "espacio" para que no se sienta en peligro.

Si embargo cuando está en grupo y con crías, hay que extremar la precaución, en estos casos es muy típico que alguno de los jabalís del grupo se acerque y te planta cara a unos 5 o 10 metros de distancia, para a continuación salir huyendo. En estos momentos deberemos de mantener la calma y evitar cruzarnos con las crías.

Si los vemos de lejos, podemos ahuyentarlos metiendo algo de ruido, en sitios con presencia de jabalíes es muy típico ir con una pequeña radio puesta, de esta manera los alertaremos y serán ellos los primeros en evitarnos.

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